Una de las grandes trampas del llamado "sistema" es hacer creer a la persona que se considera "rebelde" o "antagonista" que el sistema es un cuerpo extraño, algo que uno puede aceptar o rechazar, un enemigo externo al que se puede declarar la guerra, al que se puede vencer o ante el que se puede sucumbir.
El sistema nunca te dará las herramientas para cambiar el sistema
Es imposible salir del sistema por que somos el mismo sistema.