Torpor nocturno
Tras un agotador turno de trabajo, coges un tren abarrotado hasta la estación más cercana al barrio periférico donde vives. Allí has tenido que aparcar tu vehículo contaminante, ya que la ley no te permite entrar en la zona verde reservada a los coches de nueva generación.
De camino a casa, paras en el primer supermercado que encuentras en la carretera. Son las seis y media de la tarde. Como un autómata, llenas tu carrito, carne, pasta, algunos congelados, aceite, algo de fruta y verdura. Te diriges a la caja, casi hipnotizado por el ritmo cadencioso de la mercancía sobre el rodillo, pagas con tarjeta, embolsas la compra y te vas.
Entras en casa. En total silencio, ordenas la compra, te das una ducha, compruebas el recibo del supermercado. De repente, un grito ahogado: “¿Es posible que haya gastado tanto por tan pocas provisiones? Claro, la gasolina también está por las nubes, qué se le va a hacer...". Intentas no pensar en ello y te pones a preparar la cena.
Enciendes la televisión, sintonizas las noticias. Guerra, cambio climático, un reportaje sobre bomberos que salvan a un gatito. Luego más guerra, inflación, política nacional e internacional, inmigración, peleas entre la izquierda y la derecha, el último zapato de moda de 500 euros patrocinado por un influencer, los poderosos del mundo viajando en deslumbrantes jets privados, reunidos en lujosos hoteles para discutir sobre cómo limitar la contaminación global.
Las imágenes, como diapositivas de un viaje infernal, fluyen rápidas, instantáneas, sin dejarte tiempo para reflexionar. Las palabras, vacías, casi como si fueran consignas baratas, fluyen como un río contaminado desde la pantalla, inundando la pequeña sala donde estás comiendo, dejando a tu alrededor sólo lodo y residuos pútridos.
De repente, como un duende, un pensamiento te roza, despertándote de tu sueño nocturno: “¿Y si nos estuvieran tomando por tontos? ¿Y si nos estuvieran contando un montón de mentiras?” Sacudido, te quedas un segundo con la mirada perdida, dejando el tenedor casi colgando sobre los labios entreabiertos. "Pero no, vamos”, piensas... “es sólo la situación del momento."
Reconfortado, exhalas un suspiro de alivio, "La verdad es que hoy quiero estar tranquilo, ya está bien de tantas noticias. Menos mal que esta noche voy a disfrutar del Gran Hermano.”
Fuente: https://www.weltanschauung.info/2023/08/torpori-serali.html
Traducido por Counterpropaganda