Ruido
Ruido, nada más que ruido. Letanías de fieles entregados a la propaganda, insidiosas nanas para dormirse, gritos feroces de falsos contendientes, palabras relucientes para cubrir la nada con purpurina, para llenar el vacío neumático con argumentos rancios y mentiras sórdidas.
Mientras tanto, nuestros hijos son víctimas de la "ciencia" y del "progreso", nuestros jóvenes han hipotecado su futuro a la espera de ver lo que el mercado querrá de ellos, todo valor o ideal es ridiculizado, tachado de vulgar antigüedad, de herencia de un pasado polvoriento que ahora parece demasiado lejano, invisible a los ojos, alejado del corazón, atrapado en la telaraña de un tiempo vil que hace del mercantilismo sin fisuras su bandera, del trueque entre el ser y el estatus social su estandarte.
Nadie vendrá a salvarnos. No existirá un alma que nos exima de nuestras responsabilidades. Escuchar la voz de la conciencia, volver a exigir claridad y verdad a lo cotidiano es, por tanto, más que imprescindible.
Esforzarse, en medio de mil dificultades, día tras día, por comprender cuál es el camino correcto que hay que seguir, concentrarse, llegar al fondo, extraer la médula, transformar los miedos y las angustias en motivación: ésta es la ardua tarea a la que estamos llamados hoy.
En el comportamiento, en el actuar con coherencia y de forma concreta, en el silencio, en la reflexión que contrarresta la indecencia y la vanidad, se vislumbran las llamas que delinean el buen camino. Vivir, a pesar de todo, lo mejor posible, sin arrepentimientos, mientras a nuestro alrededor sólo oímos ruido.
Nada más que ruido.
Fuente: https://www.weltanschauung.info/2023/06/rumore.html
Traducido por Counterpropaganda