La supuesta concesión de "derechos"
"Los derechos son como un rayo de sol: ¡si yo me bronceo, no te robo a ti nada!", dice un refrán que circula actualmente. Una bestialidad colosal.
Con la excepción de un puñado de derechos civiles, los reales (como el derecho al nombre, el derecho al voto o el derecho a la libertad de circulación), no puede existir, como puede adivinarse fácilmente por un simple ejercicio de lógica, un derecho que no contrapese un deber o una prohibición para los demás.
No existen derechos por sí solos. El derecho del niño a ser alimentado se materializa en el deber de los padres de proveer a su subsistencia. El derecho a no morir en el trabajo se materializa en el deber del empresario de proporcionar condiciones de seguridad a los trabajadores. El derecho a no ser agredido en la calle sólo puede expresarse mediante la prohibición de agredir. Y así sucesivamente.
No es casualidad que los Diez Mandamientos, perfección jurídica, tallados en piedra, consten de diez prohibiciones y dos deberes. De ellos se derivan toda una serie de derechos para la comunidad, desde el derecho a la vida hasta el derecho a la verdad. Los derechos modernos, en cambio, están consagrados en "papeles", más o menos higiénicos, volátiles, intangibles, susceptibles de enmiendas y adiciones pavimentadas con buenas intenciones, como el "derecho a la intimidad de los niños", que traducido significa la prohibición de que los padres ejerzan un control destinado a la protección.
La "concesión de derechos" suena bien, pero no es más que un colorido envoltorio en el que se envuelve el caramelo envenenado de la coacción, un recurso retórico, un engaño para imponer deberes y prohibiciones. Porque vemos que, paralelamente a la adquisición de ciertos derechos, los mendigos se transforman gradualmente en verdugos y comienzan las purgas.
Los que lloriquean por los derechos, alegando que no te quitan nada, te están tomando el pelo. Y te quitarán muchas cosas.
Fuente: https://www.weltanschauung.info/2021/11/la-pretesa-concessione-dei-diritti.html
Traducido por Counterpropaganda