La diferencia entre los realistas de la conspiración y los negacionistas de la conspiración es, por supuesto, que estos últimos nunca cuestionan nada, nunca piensan por sí mismos, nunca investigan por su cuenta.
Simplemente se tragan hasta la última gota de basura y engaño que se les presenta, incluyendo la risible presunción de que al hacerlo están demostrando ser de alguna manera más «avanzados», más «adultos», más «astutos» que esos idiotas con gorros de papel de aluminio que se atreven a desafiar la verdad oficial.
Mientras permanecen pegados a sus butacas de teatro, atiborrándose de palomitas de propaganda y farsa efervescente, sus mentes científicamente selladas ni siquiera pueden comprender la posibilidad de que otros hayan tomado la iniciativa de echar un vistazo entre los bastidores y averiguar de qué va El Espectáculo.
No creo que muchos negacionistas de la conspiración estén leyendo este artículo, pero por si acaso uno o dos se han colado por error, he aquí algunas piedras más bajo las que mirar, si se tiene el valor de enfrentarse a la realidad de la corrupción infestada de gusanos que yace bajo la superficie de nuestra sociedad.
En primer lugar, conviene leer el blog Inside Pharma de Hedley Rees y, en particular, su informe sobre lo que él describe como «el último frenesí alimentario de las grandes farmacéuticas».
Nos señala la existencia de una conferencia anual sobre salud de J.P. Morgan, que se celebrará en San Francisco en enero de 2025.
En su página web se afirma: «Esta conferencia de primera clase es el mayor y más informativo simposio de inversión en sanidad del sector, que pone en contacto a líderes mundiales de la industria, empresas emergentes de rápido crecimiento, creadores de tecnología innovadora y miembros de la comunidad inversora».
Bueno...
J.P. Morgan es, como expongo en Enemies of the People (Enemigos del pueblo), una tapadera histórica de los Rothschild, esos destacados miembros de «la comunidad inversora» que llevan mucho tiempo implicados en beneficiarse de la biotecnología y de la grotescamente mal llamada industria de la «salud».
Como informo en mi folleto, International Biotechnology Trust (IBT), una división de Rothschilds, declara en su sitio web que «ofrece a los inversores acceso al sector de la biotecnología, en rápido crecimiento».
Como era de esperar, en vista de la íntima relación de los Rothschild con los gobiernos del Reino Unido, su ala biotecnológica participó en la «respuesta» del país al Covid.
IBT relata con orgullo que su gestora de inversiones Kate Bingham fue nombrada en mayo de 2020 presidenta del Grupo de Trabajo de Vacunas del Reino Unido «bajo las órdenes del Primer Ministro para dirigir los esfuerzos del Reino Unido para encontrar y fabricar una vacuna contra el COVID-19, en un período de seis meses».
«El 8 de diciembre de 2020, el Reino Unido empezó a vacunar contra el COVID-19, siendo el primer país occidental en hacerlo. Ella [Bingham] fue galardonada con un reconocimiento honorífico en junio de 2021 por los servicios prestados a la adquisición, fabricación y distribución de las vacunas COVID-19».
Uno de los más destacados entusiastas británicos de las vacunas Covid, los pasaportes de vacunas y el DNI digital para el que fueron diseñadas es el ex primer ministro Tony Blair.
El noviembre pasado escribí sobre la investigación de Ben Rubin, de UK Column, que reveló que en junio de 2022 Blair fue el orador principal en una conferencia sobre el «Futuro del Reino Unido» organizada, con la organización My Life My Say, por el Instituto de Innovación en Salud Global del Imperial College de Londres.
Al investigar My Life My Say, Rubin descubrió que el administrador Glen Manning era un importante banquero de Rothschild & Co.
El propio Blair, tras abandonar la política británica, se incorporó en enero de 2008 al JPMorgan Chase de los Rothschild en calidad de «asesor de alto nivel», con un modesto salario de 2,52 millones de libras al año.
¿Un agradecimiento, quizás, por haber llevado al Reino Unido a la invasión de Irak en 2003, entre otros muchos inestimables servicios al poder del dinero?
Blair está muy interesado en la «modernización» de los servicios públicos en el Reino Unido, incluido, por supuesto, el Servicio Nacional de Salud.
Para ello, nuestros datos se centralizarían en una «nueva infraestructura en la nube del Servicio Nacional de Salud» y «se utilizarían como activo colectivo nacional para ayudar a nuestro sector de ciencias biológicas a ser líder mundial».
Maravilloso.
A la luz de todo esto, no es de extrañar leer, en el blog Inside Pharma, que el ponente principal de la Conferencia sobre Salud 2024 de JP Morgan no era otro que «el Honorable Tony Blair: Presidente Ejecutivo del Instituto para el Cambio Global».
Una vez más, me hago eco de la advertencia de Rubin de que «Tony Blair se está coordinando con la familia Rothschild para remodelar fundamentalmente la sociedad británica e implantar un estado esclavista digital global».
Por supuesto, para mis (sin duda imaginarios) lectores que niegan las conspiraciones, todo esto será sin duda visto como una serie de coincidencias sin importancia.
Así que sugiero leer también este artículo del investigador australiano Warren Ross sobre la estafa climática.
Describiendo con acierto este sector como «un área completamente nueva de inversión y oportunidades» para la clase multimillonaria, señala que «BlackRock está ansioso por ocupar todo el espacio que pueda y ha demostrado su compromiso en este sentido con la compra del fondo de inversión en infraestructuras Global Infrastructure Partners».
Y añade: «El cumplimiento de los principios de sostenibilidad (ESG) es utilizado por empresas como BlackRock para alejar la inversión de las empresas que deciden no cumplirlos o que no lo hacen con el suficiente fanatismo».
BlackRock forma parte del imperio de los Rothschild.
Además, como señalo en Enemies of the People, Edmund de Rothschild fue el principal impulsor del Banco Mundial para la Naturaleza, más tarde rebautizado como Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
Corbett Report explica que la idea de crear un banco internacional para la «conservación de la naturaleza» existía desde hacía tiempo, antes de que Francia presentara una propuesta formal en una reunión ministerial conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 1989.
«El proyecto se puso bajo el paraguas del Banco Mundial y en 1991 se creó formalmente el Banco Mundial de la Naturaleza.»
El artículo añade que el Fondo para el Medio Ambiente Mundial ha concedido y cofinanciado subvenciones por valor de decenas de miles de millones de dólares y «es el mecanismo de financiación de cinco convenciones diferentes de la ONU, incluida la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático».
Además de establecer las llamadas «zonas protegidas», ha financiado a empresas chinas que producen paneles solares y tecnología para parques eólicos...
La realidad que los negacionistas de las conspiraciones no pueden soportar ver, y que los que están en el poder quieren mantener oculta, es que nuestra sociedad está dominada por una única y gigantesca organización global.
Lo he visto una y otra vez a través de todos los puntos unidos, todas las puertas giratorias, todas las trayectorias en zigzag entre el sector público y el privado que son incomprensibles a menos que se trate de una serie de transferencias internas dentro de una misma entidad.
Esta megaorganización no pretende hacer el bien ni para nosotros ni para nuestro mundo, y por eso tiene que esforzarse tanto en ocultar su existencia y sus actividades.
Es un sindicato del crimen inimaginablemente vasto, despiadado, codicioso y destructivo que se ha hecho con el control mundial mediante la mentira y la usura, el chantaje y el soborno, la manipulación y el asesinato.
Cuanto antes despertemos todos ante esta nauseabunda realidad y nos unamos para hacer algo al respecto, mejor.
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Traducido por Counterpropaganda