

Descubra más de Counterpropaganda
Inteligencia artificial, subversión en curso
Se habla y se escribe mucho sobre la inteligencia artificial, y esto denota que, al margen de cualquier tipo de evaluación, damos por sentada su posibilidad y existencia. Olvidamos que, si las palabras siguieran teniendo sentido, la inteligencia artificial podría no existir en absoluto. En nuestro contexto, la cuestión que hay que plantearse es si lo que pretendemos reproducir con lo que llamamos inteligencia artificial es realmente inteligencia humana - lo que tiene sentido llamar de este modo - y no más bien una región limitada y no caracterizada de la misma, o incluso una falsificación. No es ésta la ocasión de remontarnos a una reflexión milenaria sobre lo que es esa entidad misteriosa que es la parte no tangible del ser humano; en cambio, pretendemos centrarnos exclusivamente en el hecho de que entre el público, que hoy da por sentada la presencia inminente de la inteligencia artificial, no se plantea la cuestión de qué es la inteligencia humana, creyéndola ya resuelta aguas arriba en su posibilidad de reproducción. Este fenómeno debe inscribirse en una visión contemporánea del ser humano, ampliamente compartida y ya no problematizada, que consideramos especialmente preocupante, sobre todo a la vista de los resultados deconstructivos y reduccionistas con respecto a la visión tradicional del mundo (Weltanschauung).
En una realidad en la que no hay lugar para ninguna dimensión que trascienda el mundo físico, los fenómenos mentales serían el producto emergente de la actividad de un órgano sui generis, el cerebro, capaz de producir fisiológicamente el pensamiento. La actividad cerebral, aunque con características de extrema complejidad, al ser producida por un mecanismo biológico, pero en última instancia material, respondería a reglas, dinámicas y mecanismos reproducibles artificialmente. En esta perspectiva, la dimensión subjetiva del pensamiento sólo debería evaluarse desde el punto de vista de los comportamientos e interacciones a los que da lugar; la conciencia y la intencionalidad se considerarían nada más que aspectos no pertinentes para el problema de la replicabilidad de la inteligencia.
Para llegar a esta idea, que, articulada en diversas variantes, es la base del proyecto de desarrollo de la inteligencia artificial, ha sido necesario desnudar el modelo tradicional para adaptarlo a una visión inmanentista de la realidad. Tradicionalmente, en efecto, el hombre se distingue del animal por su capacidad de pensamiento; la razón, sin embargo, se estima una facultad inferior a la del intelecto, donde este último se considera de origen trascendente y supraindividual, y por tanto irreductible. El intelecto, en otras palabras, es el elemento sobrenatural y divino que caracteriza la centralidad y unicidad del ser humano en el universo. Según este punto de vista, un hombre sin intelecto no sería más que un animal capaz de realizar cálculos especialmente complejos.
Cualquiera que sea nuestra opinión sobre las posibilidades abiertas por la inteligencia artificial, es esencial tener en cuenta que se nos ofrecen a cambio de una visión del hombre en la que la especificidad humana se sacrifica en favor de su dimensión puramente material. Esto debe incluirse en un proceso más amplio, actualmente en curso, de reforma de la visión del mundo, y como tal debe ser ponderado no abstrayéndolo de otras formas militantes de reduccionismo inmanentista contemporáneo, como la idea animalista radical, o la de la nueva ecología. Al aceptar acríticamente sus supuestos, contribuimos al surgimiento de esas siniestras subversiones.
Fuente: https://www.weltanschauung.info/2021/07/intelligenza-artificiale-sovvertimento.html
Traducido por Counterpropaganda