El intelectual es una figura trágica: cuanto más comprende el mundo, tanto menos puede cambiarlo.
Mientras el mundo se precipita hacia el abismo, ¿Cómo detener la inundación? ¿Cómo se para el agua con las manos?
¿Recuerdas a Keynes? Escribió un libro fundamental, «Las consecuencias económicas de la paz» (1919), en el que advertía de que las humillantes condiciones impuestas a Alemania tras la Primera Guerra Mundial provocarían una segunda masacre mundial.
Hoy sabemos que tenía razón, pero no fue escuchado. Y Keynes no era un pensador marginal, sino bien conocido y acreditado en la cultura europea. No sólo eso: participó en persona en la Conferencia de París, como mediador encargado por el gobierno británico.
¿Cómo reaccionó la opinión pública (es decir, la propaganda) ante la alarma lanzada por Keynes? La prensa británica y francesa le acusó de ser proalemán (¿te suena?), un periódico propuso sarcásticamente que se le concediera la Cruz de Hierro, la más alta condecoración alemana, Chamberlain dijo consternado:
«Francamente, lamento que una persona que ocupa un puesto tan importante haya hecho este tipo de comentarios».
En resumen, se dijo, es Alemania la que debe renunciar a su nacionalismo, no somos nosotros los que debemos evitar provocarlo (¿te suena?).
Allí donde se necesitaban análisis objetivos, la opinión pública presumía de cuestiones de principios morales.
Esto es lo que Keynes escribió a su madre:
«Estoy completamente agotado, en parte por el trabajo y en parte por la depresión causada por el mal que nos rodea. Nuestro gobierno tuvo la oportunidad de adoptar una visión del mundo orientada hacia el futuro, en lugar de ello, sin pestañear, la ha rechazado. Nos está arrastrando a un callejón de destrucción. El acuerdo que propone para Europa la devasta económicamente y acabará por despoblarla de millones de personas». (¿Te suena?)
Y en las «Consecuencias...» escribió, claro y simple:
«Los representantes de los pueblos de Francia e Inglaterra nos conducen hacia una segunda guerra civil europea». (¿Te suena?)
«La cesión del carbón destruirá el sector industrial alemán. El Rin ya no será navegable para el comercio, la manufactura checoslovaca será saqueada. El futuro industrial de Europa se tiñe de negro». (¿Te suena?)
En resumen, nada mal como profeta. Bertrand Russell escribió que cada vez que cenaba con John Maynard Keynes se sentía estúpido.
Sin embargo, las advertencias de Keynes parecen obvias, evidentes. ¿Por qué no fueron escuchadas? ¿Por qué se saqueó el cadáver de Alemania de una manera tan brutal?
Pues porque, hoy como ayer, los actores que tomaban las decisiones fundamentales no eran políticos elegidos, sino prestamistas no elegidos. Prestamistas inflexibles. A cualquier precio, incluso a costa de provocar la destrucción del mundo.
Los políticos ejecutaban, atrincherándose tras varias justificaciones ideológicas.
Francia e Inglaterra habían recurrido a enormes préstamos de ciertos círculos financieros, especialmente los estadounidenses, para sostener la guerra. Y ahora esas enormes deudas debían recaer sobre los alemanes. Y punto. Que por ello murieran millones de europeos era un mero comentario superfluo.
Nosotros, los pueblos de Europa, somos los hijos de todo esto, somos los herederos de este modus operandi secular, formamos parte de este gran engranaje cíclico de exterminio de pueblos llamado Europa.
Y lo grandioso es que nos sigue pareciendo extraño, surrealista, porque nos decimos a nosotros mismos que no puede ser verdad. Lo dijimos también en 1914 y en 1939.
Cuando Keynes intentó discutir el tratado de paz con Clemenceau, el primer ministro francés, éste le respondió:
«Nunca hay que negociar con los alemanes. Una paz magnánima sólo acortaría el intervalo de la recuperación de sus fuerzas y acercaría el día en que Alemania se lanzará contra Francia con su mayor fuerza militar».
Keynes respondió: «De este modo, Primer Ministro, convierte usted un riesgo probable en un peligro cierto». (¿Te suena?)
Entonces, ¿Cómo detener la inundación? ¿Cómo se para el agua con las manos?
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Traducido por Counterpropaganda:
Europa🫣🤦🏼♀️